La educación en Venezuela a finales del siglo XX y principios del siglo XXI, se ha visto afectada por un conjunto de cambios y adelantos económicos, sociales y políticos, que han exigido modificaciones significativas; y han replanteado nuevos retos para el sistema educativo venezolano.
Es a través del Marco Normativo, la Ley
Orgánica de Educación y la Constitución de la Republica Bolivariana de
Venezuela que podemos conocer los cambios y avances que ha logrado la educación
desde sus comienzos hasta la actualidad, dando así las señales de cómo formar el
nuevo ciudadano y ciudadana de la sociedad, siendo el ambiente de aprendizaje
el lugar involucrado para observar los resultados generados de los entes
involucrados (Docente-Estudiante), produciendo en los estudiantes el trabajo
liberador y productivo que le permite acceder a un nuevo mundo de experiencias
enriquecedoras.
Estos
retos van en línea, a responder con éxito, las demandas de esta nueva sociedad
cada día más exigente y cambiante, que procura y busca una calidad educativa a
la vanguardia de los actuales conocimientos y tecnología.
Teniendo
en cuenta, que toda organización requiere de la ciencia denominada gerencia, para
planificar, organizar, controlar y dirigir los recursos de forma eficaz y
eficiente, y por consiguiente, lograr sus objetivos. La gerencia en la
educación, no escapa a este concepto, sino que es su punto
de partida para que oportunamente se apliquen los cambios necesarios a las
exigencias de la realidad educativa
y al funcionamiento de la institución.
Es
por ello, que la función supervisora ejercida por el director educativo en
Venezuela debe estar centrada en una educación de calidad, que exige la ruptura
de los vínculos autoritarios y unidireccionales, existentes en años anteriores.
Debe orientarse la educación, hacia la promoción de proyectos educativos e
investigativos, que asuman el compromiso de trabajar por el cambio y la
transformación de su realidad, que no solo le benefician a si mismo sino a su
entorno, con el fin de administrarlo y
usarlo para el bien común. Esta debería
ser la tendencia futura para seguir avanzando y no retroceder.
En
este orden de ideas, el gerente educativo
debe incentivar, motivar y sensibilizar tanto su cuerpo docente como a sus estudiantes, a ver y observar muy bien su
entorno, a palpar la realidad donde viven, desde su casa hasta su escuela,
desde su comunidad hasta su sector, donde se circunscribe, para que desde allí
puedan exponer temas y acciones que vayan encaminadas a solucionar algunas
problemáticas o procesos susceptibles a ser mejorados, con desarrollo de
proyectos o servicios puntuales, que si bien es cierto no brindan una respuesta
exacta por lo menos cubren un buen porcentaje del déficit o abren las puertas
para que otros completen el camino iniciado.
De
allí, que se requiere de directores capacitados en establecer contacto e
interacción con su personal, que desarrollen habilidades para mejorar y
mantener el esfuerzo en una situación educativa a través de la expresión de la
comunicación eficaz, que propicie un ambiente favorable para estimular al
personal, la participación, la integración y la convivencia para alcanzar el
éxito hacia la calidad educativa.
De
esta manera, la calidad educativa contribuye a la formación de una sociedad
donde se pueda vivir en familia y mirar al futuro con ilusión, una sociedad
atenta a las tradiciones culturales que han dado identidad propia a los
pueblos, una sociedad que enseña a ser y a convivir, a aprender y a pensar,
enseña a trabajar y a valorar el trabajo y al trabajador.
El
director como gerente, como supervisor educativo, no puede mantenerse ajustado
exclusivamente a planificar, organizar, controlar y coordinar; se requiere de
un director, líder, creativo, comunicativo e innovador, que integre las
diversas actividades, que conjugue la comunicación eficaz entre todos los
miembros de la organización para alcanzar el éxito en común.
Hoy
más que nunca en el sistema educativo venezolano se requiere de gerentes que mantengan entre
ellos y su personal óptimas relaciones humanas, que propicien orientación para
las actividades de trabajo, coordinen actividades de un grupo con las de otros
equipos en toda la organización, ayude a los docentes y todo el personal de la
institución con ideas, sugerencias, técnicas, ejemplos y a la vez asumir el
papel de asesor, coordinador, líder, facilitador y solucionador de problemas, capaz
de producir un ambiente ameno y productivo.
El
gerente educativo debe estar consciente que a su cargo tiene un valioso
recurso: el humano, quien es el que
impulsa el aprendizaje colectivo para llevar al individuo a una conciencia
reflexiva y critica. Por lo tanto, en el arte de influir sobre la gente, para
que trabaje con entusiasmo en pro del bien común, el gerente educativo debe
adquirir o aprender ciertas cualidades que le favorezcan y permitan lograr su misión y visión compartida.
Entre
estas cualidades están: la paciencia, para mantener dominio de sí mismo; la
capacidad de perdonar, tanto a sí mismo como a los demás; el aprecio, estimulo
y ánimo que tiene y debe generar a las personas; la humildad, dado que es un
ser autentico, sin pretensiones, es íntegro; es honesto y honrado, libre de
engaños; es respetuoso, en el trato con otros; es generoso; es responsable y
cumple con los compromisos y metas que se propone.
El gerente
educativo líder debe influir, no con el “poder” que le puede dar ser el
“director del plantel”, sino porque logra que su personal, sus docentes y
personal administrativo y de apoyo, hagan “voluntariamente” el objetivo
deseado, no se los impone, ellos lo hacen solos, eso es tener autoridad.
El
gerente educativo debe fomentar las buenas relaciones, porque eso traerá tras de
sí un grupo de gente, dispuesta a escucharle, a hablarle, a seguirle. El
gerente docente, tiene como recurso invaluable,
escuchar y estar abierto, estimular para que surjan nuevas ideas,
enseñar que existen nuevos caminos, y que puede experimentar y disfrutar el
surgimiento de nuevas técnicas, estrategias y
procedimientos, que serán el eslabón que permitirán auto formarse, auto
realizarse y autoevaluarse, y ya no se quedarán solo en memorizar y repetir prácticas
viejas sino a trabajar, a investigar, a inventar, a crear nuevas estrategias,
técnicas y formas de hacer las cosas.
Para
que las actividades de la organización o escuela, se desarrollen en un ambiente de armonía y
progreso; el gerente debe formular, ejecutar y evaluar
los procesos y acciones que permitan a la institución lograr los objetivos
deseados. Dichos objetivos requieren en
resumen de un perfil que debe poseer un
buen gerente educativo, entre ellas las más relevantes son:
·
La capacidad de establecer metas u objetivos
logrables.
·
Conocer las fortalezas de su equipo y
aprovecharlas al máximo.
·
La disciplina y aptitudes de colaboración
·
Desarrollar liderazgo según el ejemplo.
·
Una actitud abierta a nuevas ideas.
En
resumen, tanto en Venezuela como en cualquier nación, es de suma relevancia que
al frente de la escuela, se encuentren gerentes educativos que planteen las
estrategias de desarrollo institucional necesarias que aseguren un crecimiento sostenido, con un alto
sentido del cultivo de los valores. Estas organizaciones educativas modernas, deben
avocarse a enfrentar y resolver problemas nuevos o conflictos a través de las
mejores tomas de decisiones.
El
gerente educativo, requieren ser siempre original en sus planteamientos y en la solución de los
problemas, desde el inicio hasta el final de sus acciones; logrando con su
liderazgo a que todos trabajen por una cultura positiva en la entidad, contribuyendo
a un satisfactorio clima institucional y siendo testimonio y testigo en
su quehacer profesional que se puede obtener beneficio para todos e ir
perfeccionando y mejorando los procesos y acciones cada día mas para el bien
común.
Cabe
destacar, que para lograr una gerencia en la parte educativa su meta será
alcanzar un buen ambiente con las personas que se encuentran a su alrededor
logrando así una motivación entre ellos para obtener éxitos en las metas
propuestas.
El
gerente educativo deberá sobrellevar todos los problemas que se puedan
presentar, siempre buscando la solución del mismo para el bien común; sin
afectar a los demás, respetando las opiniones que su equipo de trabajo pueda
tener así sean diferente o no a las de él.
Como
representante de toda institución se deberá siempre tener la responsabilidad de
ser un líder capaz de desarrollar sus fortalezas a nivel intelectual.
He aquí el reto del Gerente Educativo, no solo en Venezuela, sino en cualquier parte del mundo; solo nos resta decir y actuar: ¡manos a la obra!